¿Cómo afecta lo que comemos en la forma en la que nos sentimos?

Vínculo Emocional
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Hombre comiendo una hamburguesa

    ¿Qué es el hambre emocional? ¿Realmente existe?

    El hambre emocional aparece cuando utilizamos la comida como una forma de regular y gestionar nuestras emociones.

    De esta forma, intentamos satisfacer nuestras necesidades emocionales mediante la comida. No ingerimos alimentos porque realmente sintamos hambre fisiológica, sino como una forma de calmar nuestra ansiedad, vencer el aburrimiento, aliviar el enfado, etc.

    A modo de reflexión, piensa en una situación que te haya generado malestar emocional, por ejemplo, suspender un examen, romper con tu pareja, un despido en el trabajo… ¿Cómo has gestionado esos momentos?, ¿has recurrido a comprar un bol de helado, tomarte una tableta de chocolate, cenar una pizza o hamburguesa?, o ¿has tratado de identificar y gestionar las emociones que te han generado, a través de cualquier otra actividad?

    Si te fijas, es súper habitual ver este tipo de escenas, tanto en nuestra vida real, como en películas o series. Todos hemos visto en algún momento la típica escena de una persona llorando, con un bol de helado de chocolate para calmar el malestar.

    Aunque es algo que todos hemos vivido, de una forma u otra, debemos tener en cuenta un aspecto importante y es que, cuando comemos por hambre emocional, la comida no va satisfacer nuestras necesidades emocionales. Es por ello que, cuando comemos algo para calmar nuestras emociones, a corto plazo es posible que nos alivie, pero a largo plazo, el sentimiento de malestar va a continuar estando presente.

    ¿Cómo podemos gestionar el hambre emocional?

    Mente y cuerpo van dados de la mano, por lo que para poder regular y gestionar el hambre emocional, debemos, por un lado, aprender a controlar y trabajar nuestras emociones, y por el otro, disponer de información veraz sobre el tipo de alimentación que puede ayudar a sentirnos mejor emocionalmente.

    En este apartado, voy a hablar sobre algunas de las estrategias emocionales que nos pueden servir de ayuda para identificar y gestionar nuestras emociones correctamente, sin la necesidad de tener que recurrir a la comida:

    1. Utiliza la comida como una señal de alarma.

    Cuando sientas que necesitas comer, párate 5 segundos y pregúntate:

    • ¿Realmente siento hambre?, ¿tengo la necesidad fisiológica de comer? si es así, no pasa nada porque lleves algo de comida al estómago, pero si la respuesta es no, porque no tenemos hambre fisiológica, tenemos que pasar al siguiente paso.
    • También, puedes crear un “diario alimenticio”, donde puedes llevar un registro sobre lo que comes y cuando lo comes. La idea seria ir anotando el tipo de comida y las emociones que sientes antes, durante y después de la ingesta.

    2. Identifica tus emociones.

    Una vez tenemos claro que el tipo de hambre que siento es emocional y no fisiológica, plantéate lo siguiente:

    • ¿Cómo me siento? Identifica la emoción: tristeza, enfado, soledad, aburrimiento…
    • ¿Por qué me siento así?, ¿Qué hace que me siente así?
    • ¿Qué necesito?

    3. Introduce una conducta incompatible con la respuesta de comer:

    • No te dirijas en ese momento hacia la cocina, desplázate hacia otro lado.
    • Dedica un tiempo para meditar y conectar con el momento presente.
    • Introduce cualquier otra actividad que te permita estar desconectado y distraer tu mente de la necesidad de comer: leer, hablar por teléfono, escuchar música, salir a dar un paseo…
    • Trabaja los pensamientos negativos, en caso de que estén presentes.
Mano de una chica cogiendo una magdalena para saciar su hambre emocional

¿Qué tipo de alimentos pueden ayudarnos a mantener nuestro equilibrio emocional?

El tipo de comida que ingerimos y el cómo nos sentimos mantienen una relación bidireccional, es decir, lo que comemos influye en como nos sentimos, y el cómo nos sentimos afecta a la forma en la que comemos.

Por ello, te cuento algunos alimentos, que nos ayudan a mantener nuestro equilibrio emocional. Además de resultar sanos, también contribuyen a sentirnos mejor emocionalmente:

  • Introducir el consumo de Omega 3. Se ha visto que tomar alimentos ricos en Omega 3 (pescado azul: salmón, lubina, dorada, nueces…) reduce la tasa de ansiedad, así como mejorar nuestro estado de ánimo.
  • Tomar fermentados y probióticos: Este tipo de alimentos ayudan a regular el estado de ánimo y las emociones, ya que en el intestino es donde se genera el 95% de la serotonina, que es el principal neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo.

Los alimentos fermentados y probióticos, ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota, y ésta a generar mayor cantidad de serotonina, lo que ayuda a nuestro estado de ánimo.

  • Frutos secos. La mayor parte de ellos nos aportan minerales, como el magnesio o el hierro, lo que evita que nos sintamos más fatigados y ayuda a reducir los síntomas de ansiedad.
  • Chocolate. Siempre y cuando sea sin azucares añadidos, se recomienda que sea puro o prácticamente puro (por encima del 85%), ya que ayuda a reducir el cortisol (hormona del estrés) y tiende a aumentar el bienestar emocional.

Conclusiones

No pasa nada por que de vez en cuando, ingiramos alimentos mas “insanos”, siempre y cuando sea de forma puntual y nunca como estrategia para regular nuestras emociones.

Es importante poder cuidarse tanto por dentro como por fuera, ya que todos los sistemas de nuestro cuerpo están interconectados, por lo que si, conseguimos adoptar un habito alimenticio sano y aprender a trabajar con uno mismo, llegaremos a alcanzar un estado de bienestar tanto físico como emocional.

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