La importancia de un apego seguro

El cómo los padres se muestren de disponibles y receptivos emocionalmente a las necesidades de bienestar y protección del bebé, va a determinar la formación de un apego seguro o inseguro en el mismo, a través del cual explore el entorno.

La forma en la que nos vinculamos con nuestras figuras de apego, normalmente los padres, determinan cómo nos relacionamos con el entorno en la etapa adulta. Ese vinculo que se establece entre el cuidador, generalmente la madre, y el hijo es lo que se conoce como apego.

Cuando el bebé nace tiene una serie de necesidades básicas: necesidades fisiológicas, necesidad de sentirse protegido ante posibles peligros, necesidad de jugar, de explorar el entorno, así como de establecer vínculos afectivos, que es importante cubrir para su supervivencia y adaptación, siendo la necesidad de establecer vínculos afectivos la más importante, ya que si el bebé es capaz de formar vínculos afectivos con varias figuras adultas, el resto de necesidades quedarán cubiertas.

Cuando el bebé se expone a una situación que para él es estresante (Ej. separación de la madre), responderá buscando la cercanía de la figura de apego. Si la madre actúa de manera sensible, mostrándose disponible, se desactivará la conducta de apego, permitiendo que la exploración del bebé continúe. Esta estrategia es desarrollada por los niños que presentan estilos de apego seguro.

Por el contrario, si la figura de apego actúa desde el rechazo, mostrándose insensible o impredecible cuando el bebé necesita que atienda sus necesidades ante la situación de estrés, se desarrollará un apego inseguro. Este estilo de apego al mismo tiempo se puede clasificar en:

• Apego inseguro evitativo. Se desactiva sistema de apego del niño, actuando de una forma evitativa con la madre. Como la madre no se encuentra disponible ni receptiva emocionalmente cuando el bebé la necesita, éste aprende a cubrir sus necesidades por sí mismo, por lo que no busca a la madre cuando la necesita, no se llega a vincular emocionalmente con ella. Suelen mostrarse enfadados. Esto hace que el niño se muestre más desconfiado en su relación con los demás.

• Apego inseguro ansioso/preocupante: Se produce una hiperactivación de las conductas de apego, aumentando el nivel de malestar del niño. En este caso, la madre se encuentra disponible pero no receptiva en cuanto a las necesidades emocionales de su hijo, por lo que no genera un espacio seguro para que se desarrolle la exploración del entorno. Es posible que el niño siempre muestre una necesidad de vincularse a otra persona de manera invasiva/dependiente. Suelen ser niños que se muestran muy ansiosos.

Cuando somos capaces de generar un apego seguro en nuestros hijos, lo que estamos haciendo es ser capaces de responder de una forma tranquila, estable y segura a sus necesidades. Somos capaces de regularles emocionalmente. Sin embargo, cuando existen carencias o dificultades en el cuidado, por el motivo que sea, no estamos sabiendo cubrir sus necesidades de una forma estable, y esto marcará la forma en la que se relacionen con los demás.

A continuación, se muestran algunas de las características más relevantes de cada uno de los estilos de apego que nos permiten conocerlos mejor:

• Apego seguro: Las personas con este tipo de apego no muestran dificultades para relacionarse con los demás. Se sienten cómodos cuando dependen de ellos y viceversa. No se sienten preocupados ante situaciones de abandono o porque otra persona esté muy próxima a él/ella.

• Apego evitativo: La persona tiende a sentirse incomoda en la relación con los otros. Siente que es difícil confiar en los demás y dejarse depender de ellos. Suelen mostrarse nerviosos cuando otras persona están muy próximos a ellos. En los casos en los que existe una relación de pareja, el otro miembro quiere estar más cerca de lo que le resulta confortable.

• Apego ansioso/preocupante: Las personas que muestran este estilo de apego, es lo que conocemos como personas dependientes. Buscan constantemente el contacto de los demás y no sentirse solos. Cuando tienen relaciones de pareja, se molestan si la pareja no les quiere de verdad o no quiere pasar el tiempo que le gustaría con él/ella. Les encantaría fundirse con otra persona, lo que genera problemas en las relaciones sociales, ya que el resto les rehúye.